Hace tan sólo unos días, como país lamentamos el sensible fallecimiento de 14 personas, 8 de ellas niños y niñas, tras un trágico incendio que le quitó la vida a 14 personas en el campamento Los Pirquenes en Coronel.
Hoy, con un pesar desgarrador, impotencia e indignación, tenemos que volver a hacerlo, luego de que dos pequeños niños de 4 y 8 años que como TECHO-Chile conocíamos de cerca, perdieran la vida en el incendio de una vivienda de campamento, en la comunidad El Esfuerzo de Valparaíso, con la que trabajamos desde hace más de un año.
¿Cómo es posible que en menos de una semana tengamos que lamentar la pérdida de vidas de niños en dos incendios diferentes en campamentos en nuestro país?
¿Cómo es posible que sigamos permitiendo que hechos tan terribles como estos ocurran para que le tomemos el peso a la emergencia habitacional que estamos viviendo y que simplemente ya no puede esperar más para contar con las soluciones necesarias, acorde a la magnitud de esta problemática?
Hace ya casi tres años se dio a conocer que el aumento explosivo de familias viviendo en campamentos era la cara visible de una crisis habitacional sin precedentes, que no veíamos desde principios de los 90 en Chile.
“Esta es una emergencia nacional»; «es un desafío de Estado»; «las soluciones son urgentes» y «se debe diseñar una nueva política habitacional”. Esas fueron algunas de las frases que se repitieron en la sesión especial del Senado que se llevó a cabo en abril 2021, tras las dramáticas cifras que arrojó nuestro catastro en ese entonces, y que dio como resultado un proyecto de acuerdo, por medio del cual se solicitó al Ejecutivo impulsar “todas las medidas reglamentarias, administrativas y legislativas que permitan concretar un amplio consenso político y social para avanzar hacia la erradicación de los campamentos en nuestro país, reduciendo significativamente el déficit habitacional y revertir la segregación social y urbana existente, con un claro sentido de urgencia».
Entre otras cosas, este acuerdo político transversal, llamaba “a toda acción que permita contribuir significativamente a la atención de aquellas familias que actualmente habitan en campamentos”.
Lo cierto es que ni a partir de dicho acuerdo, ni en las últimas décadas, hemos sido capaces de generar una política de Estado que pueda hacerle frente a este duro escenario, que de acuerdo a nuestro Catastro de Campamentos 2022-2023, sólo ha seguido extendiéndose.
Hoy, en 2023, son más de 101 mil los niños y niñas menores de 14 años que habitan campamentos, y que viven en condiciones de riesgo, sin acceso a servicios básicos y difícil acceso a equipamiento urbano o a servicios de emergencia, y cuyos padres temen cada día por su seguridad y bienestar.
A todas las voluntades políticas, se nos acabó el tiempo. Estas tragedias ya no son hechos aislados. Por favor: es imperativo y urgente hacernos cargo, con soluciones acorde a su complejidad y magnitud, de la exclusión socio-habitacional que sufren cientos de miles de familias en nuestro país.
Finalmente, desde TECHO-Chile, no podemos dejar de manifestar nuestro pésame y profundo dolor por la sensible pérdida de la comunidad El Esfuerzo en Valparaíso y de la comunidad Los Pirquenes en Coronel. Nuestros pensamientos y corazones están con las familias de quienes perdieron la vida, sus comunidades y seres queridos y también con todas aquellas comunidades que día tras día, siguen expuestas a tragedias como estas por las condiciones en que viven. Nuestro trabajo seguirá con fuerza, buscando cambiar esta realidad para las miles de familias que aún viven en exclusión socio-habitacional en nuestro país.
*Por respeto a las familias nos abstenemos de publicar los nombres de los niños.