Este lunes 29 de enero TECHO-Chile participó del lanzamiento del documento “Déficit Habitacional: Distintas miradas ante un desafío común”, el cual resultó de una mesa técnica convocada por el Minvu e integrada también por la CChC, Déficit Cero y la comisión de de Vivienda y Urbanismo del Senado. El informe plantea diez desafíos en los que se deben profundizar, entre ellos, la asequibilidad, la pertinencia territorial, el suelo bien localizado, entre otros. Nuestro Capellán, Benjamín Donoso SJ, compartió una reflexión destacando la importancia de recordar los rostros que están detrás del déficit habitacional en estas discusiones.
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“Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias” (Eduardo Galeano). En este estudio comparado sobre las distintas maneras de medir el déficit habitacional en el país tenemos ciencia, estadística, método… así que se me ocurrió que vendría bien traer aquí una historia con rostros concretos de la falta de acceso a la vivienda, que buscamos medir bien.
El sábado 6 de enero conocimos con el equipo de Techo a Adony, un poblador del campamento 21 de Mayo de la comuna de Colina. Haitiano con residencia definitiva en Chile y trabajo formal, padre de 3 pequeñas hijas, con un perfecto castellano y dirigente reconocido de su comunidad. Por esos días, Adony y el resto de las 67 familias que habían levantado sus casas sobre un canal de regadío, vivían horas de angustia: quedarían sin lugar donde vivir ante el inminente desalojo notificado por la municipalidad unos 10 días antes – aún cuando las acciones judiciales eran conocidas desde hace 2 años y avanzaban sin obstáculos. No voy a comentar si este desalojo es justo y si terminó dándose en el marco humanitario que el Estado debe garantizar. Fijémonos más bien en el drama del déficit habitacional, del que Adony es un caso más en nuestro país.
Ante la orden de desalojo, y sabiendo hace poco que podía ser beneficiario del subsidio de arriendo de gastos transitorios gestionado por el SERVIU y la municipalidad (el GTT que asigna 300 mil pesos mensuales por un año), Adony se puso rápidamente a buscar arriendo. Pero no fue fácil. La disponibilidad de departamentos dentro de la misma comuna resultó ser muy escasa. Al final encontró 3: el primer departamento tenía un dueño narco: no era bueno meterse ahí. El segundo estaba en pésimas condiciones: humedad, pintura en mal estado, un baño desmantelado. También fue descartado. El tercero iba bien hasta que la dueña vio que Adony tenía 3 niñas, y la menor con una discapacidad cognitiva. Le dijo: “aquí no se reciben niños que lloran”, y no hubo trato. ¿Qué hace Adony? Lo que quedaba era buscar casa fuera de su comuna, aunque al irse más lejos significaba poner en riesgo su empleo, cambiar a las niñas de escuela y sacrificar calidad de vida familiar. Mientras se disponía a continuar la búsqueda, el tiempo se agotó.
El martes 9 llegó el día. Llegó Carabineros con FFEE y la retroexcavadora contratada por la Municipalidad. Esa misma mañana Adony, su esposa e hijas seguían en casa. Parecía increíble lo que veían, la maquinaria rompiendo todo el material ligero dejando solo lozas y escombros. Perdieron todo lo invertido por años, también su independencia, y muchas de sus esperanzas – volviendo a revivir su condición de desplazados, ahora de su hogar y en nuestro país. Por supuesto, la vida sigue para ellos. Adony y su familia fueron recibidos por amigos de la misma comunidad, en una pieza ciega a 5 casas de distancia. A su situación de campamento, se agrega ahora vivir de allegados y hacinados.
Esta historia no es desconocida para nosotros, no es una historia extrema ni excepcional. Es reflejo de una realidad en que están viviendo miles de familias, rostros de la expresión del déficit más cruda y patente: los nuevos campamentos. Una realidad que se da de manera diversa según los distintos territorios – por ejemplo, en las regiones de Atacama y Valparaíso los hogares de campamentos representan el 50% del déficit habitacional cuantitativo.
En este sentido, valoramos esta instancia que nos invitó a co-construir este documento junto al Centro de Estudios de Ciudad y Territorio del MINVU, la Cámara Chilena de la Construcción, Déficit Cero, y la Comisión de Vivienda y Urbanismo del Senado. Hace patente la voluntad de las instituciones y organizaciones de sumar esfuerzos y competencias trabajando juntos por los mismos objetivos, aportando con miradas distintas y complementarias a esta urgencia-país de la que busca hacerse cargo el Plan de Emergencia Habitacional, el que esperamos trascienda esta administración y se convierta en una política de Estado.
Felicito también poner la perspectiva de la vivienda adecuada, que es la que garantiza seguridad para todos los hogares, mínimos de calidad habitacional y urbana, e inclusión social.
Desde Techo seguiremos trabajando para sumar a estos esfuerzos, y que historias como la de Adony movilicen al Estado, junto a todos los actores involucrados, a dar una respuesta más efectiva, pertinente y oportuna a la profunda crisis de acceso a la vivienda que atravesamos como país.
Revisa el documento aquí