Todos los domingos se juntan en la sede social del campamento, conversando mientras toman un té. Son 3 mujeres, cada una con un rol distinto, líderes de la comunidad. Una es presidenta, otra secretaria y, finalmente, la tesorera. Llevan más de 2 años trabajando juntas. Sus hijos recorren la sede de un lado al otro, sin parar, jugando y abstraídos de todo lo que pasa a su alrededor.
Tomando el té, discuten sobre cómo mejorar la calidad de vida de más de 200 familias que viven en el campamento y sueñan en conjunto por un entorno más justo. Sueñan con una vivienda adecuada, donde no exista el temor constante de un desalojo, donde puedan acceder a los servicios básicos, donde sus familias se puedan desarrollar de forma completa y sana, donde exista justicia social.
Pero no son únicamente los domingos. No son sólo en las mesas de trabajo, las reuniones o las asambleas. Ser dirigenta es un trabajo voluntario de todos los días, representar a familias con un anhelo común, resolver los problemas diarios de convivencia y estar atentas a un eventual desalojo del territorio, consecuencia de vivir en una casa que, aunque la construyeron con sus manos, sigue realmente no siendo de ellas, y quizás nunca lo sea. Es también levantar el ánimo de la comunidad en las asambleas cuando el pesimismo o la frustración empiezan a apoderarse de la mayoría.
Hoy, siete de cada diez de los cargos de liderazgo de los más de 560 asentamientos populares en los cuales trabaja TECHO en toda Latinoamérica son femeninos. Mujeres que, día a día, levantan la voz por las familias a las que representan. Levantan la voz porque no quieren más injusticia y no aceptan que la vivienda adecuada sea solo un sueño.
Son mujeres que, por la sociedad en la cual vivimos hoy, muchas veces son juzgadas por otros porque nunca están en casa, porque pasan su tiempo en reuniones, en asambleas, atendiendo a sus vecinos, postergando su vida familiar o su trabajo por el bienestar de otros, por el bien de su sus vecinos y comunidad.
Es tiempo de emparejar la cancha, de dejar de juzgar a las personas por las expectativas que la sociedad tiene de nosotras. De los roles que se nos asignan sólo por el hecho de ser mujeres. Son mujeres como Dalia, Sonia, Gretel, Liz, Elizabeth y muchas más a lo largo del continente que nos inspiran a seguir, que nos empoderan. Hoy más que nunca, la lucha por una vivienda adecuada y el acceso a la ciudad tiene rostro de mujer.
Mariana Barbosa | Directora de Regiones Zona Norte – TECHO Chile